Edna Liliana Valencia Murillo es una periodista afrocolombiana de las que siembra para que otres recojamos. En Instagram sigo muy de cerca su perfil. Por ella me enteré, en noviembre del ya extinto 2021, que la próxima película de animación de Disney contaba con su asesoría en temas de inclusión y diversidad. Me froté entonces las manos como quien advierte el futuro disfrute.

Habría que decir que Edna Liliana es una de las profesionales más lúcidas y atrevidas que conozco; a quien no parece importarle la línea, en mi opinión sobrevalorada, que dicen que existe entre el ejercicio del periodismo y el activismo o, más bien, lo convierte en una fortaleza para transmitir, de este modo, mensajes contundentes acerca del antirracismo y experiencias de la gente negra.

La primera presentadora que saliera con su afro en televisión, en una Latinoamérica a la que aún le cuesta reconocer y mostrar dignamente la Negritud, está nuevamente haciendo historia. Como ella misma ha reconocido en varias ocasiones, llegar a ese punto no le ha sido fácil. Para ello hubo de dejar atrás años de reflexiones, de aprender a lidiar con lo que significa ser una mujer negra en el territorio que hoy llamamos América Latina.

Edna Liliana apareció por primera vez con su cabello natural mientras trabaja para RCN Noticias. Imagen tomada de Las 2 orillas.

Hoy podríamos decir que Edna Liliana es la conciencia afro en persona; su obra está teniendo un impacto más allá de su propia comunidad. Se nota en su obra, en las referencias a la labor de otras personas negras –como a la del rapero cubano Robe L Ninho–, a cómo destaca sus propias raíces y los valores de los Pueblos Negros.

Pero vayamos a Encanto, filme que Edna Liliana asesoró con el acervo cultural que ella ha recuperado tanto para sí como para nosotres. La obra, inspirada en Colombia, cuenta la historia de la familia Madrigal, que vive en una casa mágica ubicada, precisamente, en Encanto, un pequeño poblado cafetalero en las montañas de dicho país.

No obstante, Encanto no es solo sobre Colombia. El filme puede hacer vibrar a la gente negra más allá de las fronteras de dicho país sudamericano. Muchas personas, de alguna manera, nos sentimos representadas con la película número 60 de la mundialmente conocida productora de animados Disney. Y no solo representadas: encontramos finalmente justicia.

Y es que este filme recrea de manera especial la diversidad cultural de Colombia, que se podría hacer extensiva a muchos otros lares del continente. Esta recreación es perceptible en la propia casa de la familia Madrigal; en vestuarios, arquitectura, comidas, música, instrumentos musicales, paisajes, plantas, animales, mobiliario, etc. Es lindo poder notar la diversidad étnicorracial, en especial todas las texturas de cabello, presentados con naturalidad y sin camisas de fuerzas. La familia Madrigal podría ser cualquiera de nuestras familias.

Claro que Encanto usa estereotipos, pero en este caso los positivos, por los cuales debemos sentir orgullo a pesar de no haber nacido en aquel territorio hoy denominado Colombia.

La minuciosidad y exactitud con que han sido presentadas las colombianidades revelan el acucioso trabajo de investigación del grupo de asesores, el Cultural Trust –conformado por profesionales de varias disciplinas como la historia, arquitectura, antropología, arte, etc.–, del cual Edna Liliana fue parte, para el beneplácito nuestro, la gente negra.

Con la realización de Encanto, en mi opinión la polémica en torno a la sirenita Ariel negra ha quedado zanjada. Sencillamente, se ha partido desde el punto cero: recrear la identidad racial de las personas afrodescendientes, convirtiéndose en una especie de espejo para niñes, no importa dónde hayan nacido. Y cuando se habla de identidad racial nos referimos no solo al color de la piel o las características fenotípicas, vale aclarar. En mi opinión no aporta mucho, más allá del debate que suscita, cuando se convierten personajes blancos en negros si no no se cambia el relato.

Maravillosas han sido las reacciones de les peques ante algunos de los personajes. Emotivo que una nena que no rebasa los tres años se haya encontrado en la protagonista. Vibrar con la brasileña Manu Araújo Marques, al descubrir su parecido con Mirabel, la protagonista de Encanto.

Desde Nueva York, el pequeño de dos años Kenso Brooks se reconoció en Antonio, uno de los miembros de la familia Madrigal.

Kenso Brooks se reconoció en Antonio Madrigal. La foto se ha hecho viral.

Luego de décadas de representaciones sesgadas, en la cuales frecuentemente se nos han otorgado roles estereotipados, o se nos ha invisibilizado, constituye un hecho relevante que las personas afro aparezcamos tal cual somos, en toda nuestra diversidad y, lo principal, de una manera justa y digna. Es muy reconfortante saber que en las concepciones de Dolores, Félix, Antonio, la presencia del traje típico de las mujeres Palenqueras y de la Marimba de Chonta, así como el bosque tropical del Chocó, está la labor de una “sista”.

También para nuestres peques cubanes Encanto podría constituir aquel “muñe” que hemos querido ver siempre: sin maniqueísmos ni facilismos, sin lengua enredada al hablar, sin la tan socorrida sobredimensión burlezca de rasgos faciales, sin la presuposición de que la gente negra es bruta, vaga, fea, maleante, conflictiva, brujera, etc…

A Edna Liliana las gracias por sus aportes, de parte de esta Negracubana, que una década antes que ella, también creció sintiéndose fuera del mundo que aunque proclamaba que todos éramos iguales, cada día le recordaba que unes éramos menos iguales, entiéndase inferiores. Que Jared Busch haya decidido llamar “Lili” a uno de los personajes, para homenajear a Edna Liliana, es un acto invaluable de justicia y reconocimiento.

¡Aquí estamos celebrando contigo, sista!

Foto: Edna Liliana Valencia Murillo en Instagram.

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Written by

Sandra Heidl

(La Habana, 12 de septiembre de 1973). Psicóloga, activista, bloguera, editora de género e investigadora. Licenciada en Psicología, Universidad de La Habana, 1996. Diplomada en Género y Comunicación por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, 2005. Máster en Estudios de Género, Universidad de La Habana, 2008.