el racismo no es “culpa” de una sola persona blanca: es responsabilidad de todas, colectiva e individualmente. muchas personas blancas piensan que el antirracismo consiste en pedirles perdón a las personas negras por el hecho de ser blancos. esto coloca al racismo en un esquema moral que a menudo solo fomenta la autopromoción blanca.

ninguna persona negra tiene el poder (muchas de nosotras siquiera tenemos el deseo) de perdonar /“expurgar la culpa” de una persona blanca, porque el racismo no es una falla moral (como nos adoctrina la ideología dominante del catolicismo colonial, culpa/pecado/expiación/redención); sino esencialmente la columna vertebral de nuestra civilización. no existe pedido de disculpas que elimine ese hecho.

la expectativa de “ser perdonade por una persona negra” en realidad sirve mucho más como una válvula liberadora blanca, una especie de mecanismo perverso de inversión de la responsabilidad: es decir, se nos transfiere a nosotras, personas negras, la responsabilidad de liberar al blanco del “fardo” de su propia existencia, dejando implícito, al mismo tiempo, que el problema (incluido el moral) será nuestro si no sabemos (o no queremos) perdonar.

tampoco ninguna persona blanca tiene el poder de ser individualmente no-racista, ni siquiera por decreto o aval de una persona negra. la responsabilización racial supone comprender individual y colectivamente la propia blanquitud, y demanda también el reconocimiento del racismo estructurante de las relaciones y prácticas históricas, sociales, culturales, económicas, sexuales, de género, epistémicas, psicológicas, emocionales, espirituales que sustentan a la sociedad brasileña como una sociedad fundada en la supremacía blanca.

esta construcción tiene bases morales que se sirven de la retórica del sacrificio como dogma para mantener el poder y la dominación. la crítica aquí es menos encaminada a las iglesias en las que buscamos consuelo, comunidad, sanación, renovar nuestra fe, y más dirigida a la imposición ideológica de una moral impuesta por las religiones hegemónicas, no solo el catolicismo, dicho sea de paso.

nuevamente indico el libro llévate tu culpa blanca a la terapia, donde abordo la culpa como un fenómeno de irresponsabilidad paralizante (de las personas blancas) que rompe el puente de la percepción de sí mismas dentro del panorama del racismo estructural y la construcción de propuestas transformadoras de responsabilización racial, ese “sueño” de la “blanquitud crítica” que tanta gente alimenta.

Comprar llévate tu culpa blanca para terapia, leve sua culpa branca pra terapia: llevate tu culpa blanca a la terapia; take your white guilt to therapy. (trad. de jade bittencourt – ES, larissa bontempi – ING). brasília: padê editorial, 2019.

Traducción: Yarlenis Mestre Malfrán

Nota de la editora: el uso de minúsculas a lo largo del texto es una decisión de la autora del artículo.

Foto: Engin Akyurt