A Yudelkis y a mí nos une la música, ella como cantante y compositora, yo como una simple espectadora, y el veganismo. Pero yo la tengo fácil: vivo sola, cocino mayoritariamente solo para mí, compro lo que deseo en cualquier mercado de la ciudad europea donde vivo. Yudelkis es mi heroína. En la Cuba que no acaba de salir de su crisis alimentaria y donde el buen comer implica necesariamente tener un trozo de carne para llevárselo a la boca, ella cría a Evan y a Livia, junto a su compañero Fernando, tanto dentro del veganismo como de la cultura afro.

Hace poco Yudelkis, Fernando, Evan y Livia hacían una directa a la cual, lamentablemente, no pude acceder en vivo. No supe cómo conectarme. Así que, aunque pude ver más tardíamente, me quedé con ganas de hacerle preguntas puntuales a la integrante de Sexto Sentido, una mujer negra, cubana, vegana y madre de dos criaturas, quienes gracias al Universo y al esfuerzo suyo y de Fernando, crecen veganamente.

En la transmisión explicabas que llevas cinco años siendo vegana: teniendo en cuenta aquello, te pregunto ¿qué significa para ti ser vegana? En el caso de tu niña, hiciste su embarazo vegano. ¿Escuchaste comentarios indeseados a propósito de tu alimentación estando encinta?

Primero, muchas gracias por esta entrevista, y por el maravilloso trabajo de Afrocubanas. Ser vegana para mí significa empoderamiento, resistencia, justicia y también responsabilidad, conciencia, disciplina y humildad, que son cualidades que he desarrollado gracias al veganismo. Los comentarios indeseados durante mi segundo embarazo fueron varios, de doctores, personas cercanas y familiares, en la mayoría de los casos bien intencionados, pero incómodos sobre todo para una mujer embarazada, por tanto, muchas veces respondí y otras veces decidí ignorarlos, sobre todo cuando me parecían violentos de alguna manera. Te dejo aquí algunos ejemplos:

¿A la bebé no la vas a hacer vegana, verdad?
Espera a que crezcan para que ellos decidan si quieren o no ser veganos (refiriéndose también al mayor de mis nenes).
¿Qué vas a hacer si la salud de tu bebé está en peligro y necesitas comer carne?
La leche (de vaca) es súper importante para los bebés.
¿A tu bebé sí le vas a dar proteína verdad?
La carne es lo que desarrolla la inteligencia en los niños.
¿Eso es una religión?

Ejerces la maternidad vegana por partida doble. Recuerdo que hace unos años entablamos una comunicación en la cual ese fue el tema principal. Aprovecho y te pregunto: ¿qué significa en un entorno social como el cubano, donde el consumo de carne es una de las preocupaciones existenciales de las familias, ser vegano e intentar que tus hijes también lo sean?

Definitivamente es un reto porque, como dices, en Cuba la carne se ha vuelto casi una obsesión. La crisis de los noventa y las prohibiciones alrededor de algunas carnes empeoraron esa situación y en la mayoría de los casos, la proteína, que es la gran preocupación, la relacionan directamente con la carne, como si no existieran otras fuentes, y muchos piensan que su salud depende de ello. En ese sentido, es difícil para muchos entender el veganismo en el contexto cubano. Al principio fue más difícil para nosotros porque intentábamos vivir como antes, salir a comer fuera, en casa de amigos y familiares, hasta que la experiencia nos enseñó que lo mejor es cocinar en casa y así evitar los accidentes, porque “no te va a pasar nada” porque te comas un pedacito o “no tiene nada de animales” pero lo hicieron con el caldo del pollo y pensaron que eso no contaba. Además, a algunas personas hasta les parece descortés que rechaces algo que te brinden.

Sin embargo, para nosotros ha sido una experiencia positiva y creo que es importante poder servir de referencia a personas cercanas, quienes han podido comprobar que se puede vivir sin comer animales y sin contribuir a su explotación. A pesar de la crisis actual en Cuba, he visto crecer en los últimos meses la preocupación por el medio ambiente y la sostenibilidad, sobre todo en nuevos proyectos y emprendimientos, y he visto también un creciente movimiento animalista activo, así que tengo fe en que pronto muchas de estas personas adoptarán el veganismo como solución y ayudarán a cambiar la visión de mucha más gente.

En el imaginario social, el veganismo está muy lejos de las poblaciones afrodescendientes, se plantea que las personas negras son carnívoras per se. ¿Qué crees de esa afirmación?

Creo que es todo lo contrario. Nuestros ancestros en África conocían todo sobre las plantas y sus beneficios para la salud, vivían en perfecta sintonía con la naturaleza, la mayoría de las poblaciones negras mantuvieron antes del colonialismo una alimentación principalmente basada en plantas. Rastafari, con su alimentación Ital, y otras culturas de resistencia negra han tenido siempre sumo respeto por la vida de otros animales. El problema es que con la colonización, las personas negras que fueron esclavizadas eran obligadas a consumir los restos de los animales que los europeos desechaban, por lo cual se fue volviendo una costumbre y pasó a ser parte de la cultura, además de convertirse también en un medidor de estatus social. Pero actualmente hay una gran cantidad de personas negras en el mundo, principalmente mujeres, volviendo a la alimentación basada en plantas y adoptando el veganismo.

¿A qué problemáticas te enfrentas cada día, por ejemplo, cuando llevas a tus hijes a consulta médica y expones que elles tienen una dieta vegano-vegetariana? ¿Cuáles son los principales obstáculos que has tenido que enfrentar en este sentido?

Recuerdo que cuando hablamos hace unos años, todavía mi hijo mayor era vegetariano, porque aunque en casa comía vegano, en el círculo ofrecían lácteos en las meriendas y no aceptaban que los padres llevaran alimentos, pero ya hace más de 1 año y medio que es vegano y estamos felices.

La problemática principal se da cuando salimos a la calle, que tenemos que estar muy pendientes porque las personas, tratando de ser amables, acostumbran a brindarles de todo a los niños, desde un caramelo hasta una croqueta y muchas veces sin preguntar, como cuando le regalaron a Evan en la playa un sandwich de jamón y queso, tenía solo 2 años cuando aquello. Y luego en las fiestas de cumpleaños, donde el bufet casi nunca es apto para veganos, hemos optado por llevar siempre algún pastel casero y jugos, para que los niños puedan comer algo en caso de que no haya otra opción y así compartir con los demás.

A consulta, la verdad, es que vamos muy poco, y ahora con la situación, menos. Cuando hemos ido al pediatra con Evan por fiebre, siempre era algún catarro y en ese caso recomendaban mucho líquido y dieta “sana”, que para ellos significa alimentos hervidos incluyendo carnes, pero para nosotros son frutas y vegetales. En las consultas de rutina los primeros 6 meses de Livia el tema de la alimentación vegana tampoco venía al caso porque estaba con lactancia materna exclusiva. Solo lo tuvimos que mencionar cuando empezamos con los alimentos sólidos y nos decían que debíamos empezar a darle pollo, huevos, etc., pero nuestro plan para introducir los sólidos lo teníamos muy claro y obviamente no incluía ninguno de esos.

Dinos, a manera de ejemplo, ¿qué comen tu niña y tu niño en un día cualquiera de su existencia?

Nuestros desayunos son frutas (frutabomba, melón, guayaba, platanito o piña), avena con leche de coco, o pan con vegetales (casi siempre tomate o aguacate, según la temporada). Cuando se puede hacemos algún jugo verde o un batido de vegetales y frutas.

En el almuerzo arroz, lentejas o frijoles, vegetales salteados o al horno y vianda hervida, asada o frita. Compota de postre, preferiblemente casera (plátano burro, guayaba, piña, o cualquier otra fruta o combinación). En la merienda comemos tostadas con hummus, o mantequilla de maní, o paté de berenjena o tahini, depende de lo que haya, y alguna fruta, o abrimos un coco y compartimos el agua y la masa. En la comida, arroz con ensalada de vegetales crudos (tomate, lechuga, rúcula, espinaca, cebolla, pepino) y alguna semilla (ajonjolí o calabaza). Todas las comidas las sazonamos con mucha cúrcuma y mucho jengibre. Y cuando se puede, las ensaladas las aliñamos con limón.

¿Cómo lidiar con un mercado agrícola que no tiene las mejores legumbres, vegetales, así como tampoco una variedad extensa de productos?

Hay que ponerse creativos en la cocina, como lo hicieron nuestros padres en el período especial. No desperdiciar nada, aprovechar lo que se consiga al máximo: usar el agua de los garbanzos, de las viandas, la parte dura de las hojas verdes, las semillas de la calabaza, la cáscara de la piña, etc. Variar lo más posible la forma de preparar los mismos alimentos, alternar las especias para cambiar el sabor, y reforzar, por ejemplo, con el consumo de polvo de moringa, espirulina y ese tipo productos de venta local en farmacias (cuando se encuentran). Y dentro de lo posible, sembrar tus propios vegetales.

Written by

Sandra Heidl

(La Habana, 12 de septiembre de 1973). Psicóloga, activista, bloguera, editora de género e investigadora. Licenciada en Psicología, Universidad de La Habana, 1996. Diplomada en Género y Comunicación por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, 2005. Máster en Estudios de Género, Universidad de La Habana, 2008.