Su piel morena
brillante de sudor
es el principio de todos los caminos.
Me cabalga esa potra
me pone en el ombligo su perla reluciente
la hunde con el dedo
suelta la carcajada.
Estalla el aposento en mil haces de luz.
Ella recoge la túnica del suelo
traspasa los umbrales
se pierde entre mis ojos.
Foto: cottonbro