Para V. F.

Hoy me debo haber sentido ufana. No ha sido un elogio cualquiera: un hombre ha decidido no soslayar la ocasión de tener a una hembra cruzando frente a sí para consolidar su posición de macho beligerante ante el grupo de congéneres: “Mira a la blanca esa”. La piel blanca, los rasgos “finos”, la esbeltez de la figura, y el pelo estirado aparentemente lacio, cuyo brillo y ondulación con el viento lo hacían parecer natural, condujeron a que este hombre de piel negra eligiera y resaltara entre los atributos externos disponibles para mi cualificación el de ser una “blanca buena”, entiéndase, “que está buena”. Es decir, “buena y blanca”. Pero en realidad todo es mentira o, más bien, es doble: ser birracial. Para este hombre, después de que doblé la esquina, sólo fui otra mujer más que le posibilitó exaltar su ego machista frente al grupo. Sin embargo, yo no pude más que pensar en el proceso de simulacro existencial que padecen con más agresividad las mujeres que tienen esta especie de dualidad racial, y que muchas veces se convierte en desarraigo e indefinición para con una raza. 

En este texto me gustaría analizar algunos de los imaginarios culturales que desde la literatura y el cine cubanos dan cuenta de ciertas narrativas de racialización que reflejan las prácticas del passing o “pasar por” sustentados en la birracialidad. Ser birracial es un término que utilizo para designar un estado dual de acuerdo con la identidad racial, donde la posibilidad de ser reconocido como perteneciente tanto a la raza negra como a la blanca coloca al individuo fuera de los órdenes raciales establecidos. Ser birracial es un estado intermedio y, por tanto, indefinido. Posicionada desde el feminismo negro de bell hooks y desde la crítica poscolonial, busco revelar, desde una escritura auto-centrada, las estrategias racializadoras de inscripción corporal. En particular, me interesa ver cómo se ha manejado la birracialidad y las estrategias de “pasar por” desde obras literarias y cinematográficas que devienen así testimonio de los procesos de racialización incrustados en la cultura cubana. 

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