No tengo patria.

Soy una invasora por negligencia de progenitores irresponsables y, al final, una sobreviviente de ambiciones de sanguíneos que hoy no cuento del todo con ellos.

Soy la llamada oveja negra, no porque sea negra mi piel, ya que algunos parientes la tienen igual, sino por revelarme contra los principios heteronomados y ser trans negra.

La primera en deformar una familia episcopal desde antes de ella llegar al mundo.

La primera en ligar esa bandera arcoíris, ante personas hetero-practicantes de tradiciones.

La primera que pudiendo alzar el apellido a otras generaciones, lo relega a un segundo lugar si decide casarse y tener hijos con un hombre, cuando pudo ser hombre perfectamente.

La soledad que se vive en este ser, nadie la conoce.

La falta de amor que se vive en este ser, nadie la conoce.

Tantos huecos en el alma que no pueden llenar el sexo y el alcohol, por más que lo lleve al extremo de vomitar hasta la hiel para no sentir que llegué al mundo, para ser de esos peones de ajedrez que se sacrifican por los más grandes.

Soy visible como mujer trans negra con pene, que no cumple todos los estereotipos de belleza, para que otras que vienen detrás sí puedan tener novio, novia o novie a la luz del sol, se puedan casar, no sean echadas de sus casas y puedan hacer lo que les dé su maldita gana, porque tienen el derecho que sueño, pero no puedo tener, pero ellas sí podrán tener.

La soledad que se vive en este ser, nadie la conoce.

La falta de amor que se vive en este ser, nadie la conoce.

Soy una especie de Juana de Arco que lucha por los demás, aunque al final mi destino sea morir quemada como bruja, pero dar libertad a muchas mentes con mis actos y mis poemas que disparan desde lo más profundo de mi interior, toda la mierda que sé me puedo permitir.

La soledad que se vive en este ser, nadie la conoce.

La falta de amor que se vive en este ser, nadie la conoce.

Transgredir es parte de mí, por eso también me gustan las mujeres, soy asexual y a veces solo soy un ser humano que envidia, pero ama las relaciones románticas de los demás que no he logrado tener y va en conteo regresivo desde 1988 hasta el final que será pronto, como el de todo el mundo.

La música que amo es gótica, punk, rock, metal y emo. Aunque el pop me hizo tener amigos y no estar sola. Me siento emo gótica, desde la primera vez que mi hermano mayor me introdujo a amar Depeche Mode y La Ley.

Intenté liberarme de tantos demonios, que dejé la iglesia de nacimiento, la evangélica, que me topé y decidí adorar a Dioses paganos para ser una hechicera solitaria que tiene años intentando centrarse, pero lucha con tanto dilema existencial entre intentar ser alguien que todavía no puedo ser totalmente.

Mi expresión sale poética, no puedo usar palabras sin jugar con ellas y, como música, componer piezas que deleiten a los demás, pero hagan pensar que estoy tan loca como para hacer de una reflexión un poema.

Foto @fernandvic, tomada del perfil de Instagram de Agatha Jamine Brooks.

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Written by

Agatha Jamine Brooks

Escritora transgénero negra, poeta, actriz y activista LGBTIQ+, nacida el 27 de junio del 1988, en las Islas Bahamas pero que, desde los dos años de edad, se ha criado como indocumentada en la República Dominicana.