Tito Mitjans Alayón

El 24 de abril se presentó la traducción al español del libro Cómo ser antirracistas de Ibrahim X. Kendi, en el Festival del Libro y la Rosa, coordinado por la UNAM, en la Ciudad de México. Quien presentó el libro fue el actor Tenoch Huerta junto con María Celeste Sánchez, Jumko Ogata y Yásnaya Aguilar.

Huerta comenzó su presentación exponiendo cómo unas semanas antes tuvo lugar un conversatorio desde el canal de Youtube del CEIICH UNAM, titulado: Aclaraciones necesarias sobre las categorías Sexo y Género, donde varias académicas muy conocidas en México brindaron posicionamientos respecto al género y la construcción de las teorías de género, explícitamente racistas y transfóbicas. A partir de este foro se llevaron a cabo otros muchos, que desafiaron las opiniones anquilosadas y discriminatorias del conversatorio previo.

Por primera vez en México, como respuesta a ese conversatorio, hubo un crisol de posturas activistas en una idea base: los discursos racistas y transfóbicos parten de un mismo lugar, el colonialismo y todas las tecnologías de construcción y sostenimiento de humanidad blanca cisheterosexual. Igualmente, se hizo evidente la comprensión de las articulaciones entre las construcciones de género y las raciales son profundamente entretejidas por todos estos discursos y tecnologías y se impregnan en las relaciones sociales y en las corporalidades.

Tenoch Huerta comenzó el conversatorio exigiendo el fin de este tipo de discursos en la UNAM, y con la afirmación: Para ser antirracistas también hay que ser antitransfóbicos. 

En lo personal,  a pesar de lo profundamente doloroso y violento del foro Aclaraciones…, considero que generó una respuesta potente y de mucha fuerza interseccional en los movimientos estudiantiles, antirracistas, feministas y trans en México de ver tantas voces nombrando, lo que por muchos años pareció tan separado y segmentario, la idea de comprender cómo los sistemas se alimentan, se co-constituyen y son inseparables en su materialidad. 

En especial, me llamó mucho la atención la comprensión sobre cómo los discursos transfóbicos y racistas parten de una misma matriz del racismo científico y anterior a ellos de los distintos procesos coloniales: la cacería, matanza de las personas que hoy nombramos como trans y no binarias por los ejércitos europeos y la iglesia católica-cristiana primero y posteriormente a través de la medicalización, patologización y criminalización. 

Que hoy sea posible, dentro los circuitos de activismo antirracista y trans en México, hablar desde estas conexiones interseccionales es resultado del largo trabajo de activismo antirracista queer y trans que hemos realizado muchxs de nosotres y nuestrxs ancestrxs, desde otras metodologías y pedagogías. Estoy agradecido de que algo que mi cuerpo encarna y vive cotidianamente no sea tan ininteligible y extraño como hace cinco años para los movimientos políticos de los cuales soy parte. Y esta sensación me recuerda el poema de La Puente de Kate Rushin:

Explico mi madre a mi padre

mi padre a mi hermanita

mi hermanita a mi hermano

mi hermano a las feministas blancas

las feministas blancas a la gente de la iglesia Negra

la gente de la iglesia Negra a los ex – jipis

los ex – jipis a los separatistas Negros

los separatistas Negros a los padres de mis amigos.

Después

tengo que explicarme a mí misma

a todos.”

Principalmente, debido a que bajo estos discursos o en resistencia a estos discursos existimos las personas negras trans, las mujeres trans, travestis, las marikas, negras, prietas, morenas, las lesbianas masculinas negras, prietas y morenas, las lesbianas femmes negras, prietas y morenas, las transmasculinidades y las personas no binarias negras, prietas y morenas, todes lxs negres, que somos queers, e incluso mucho quienes son heterosexuales vivimos con la ansiedad constante que no se nos reconozca con el género que nos sentimos cómodes. 

Parte de mi sorpresa, que me dio gran felicidad, es que un hombre cis prieto como Tenoch Huerta hiciese esta crítica a dicho conversatorio transfóbico y la institución de la UNAM por permitirlo, y más aun por evidenciar como la lucha antirracista y trans deben ser co-constitutivas si buscamos cambios estructurales. Fue sorprendente y agradezco que hiciese este ejercicio porque México es el segundo país con mayor índice de transfeminicidio en Latinoamérica y en el mundo, a los hombres cisracializados no blancos una forma en que se les enseña a ejercer su masculinidad es a través de la violencia, la que se transforma en feminicidios, en transfeminicidios. Por ello es necesario que precisamente esos hombres cis sean activistas importantes contra la transfobia. 

Para brindar un ejemplo reciente, el 1ro de mayo del 2022, las autoridades migratorias deportaron a una activista afrobrasileña trans, Keila Simpson, bajo la “excusa” de que su identidad de género y sus documentos no coincidían. Keila estuvo diez horas bajo escrutinio tortuoso de las autoridades migratorias mexicanas y luego fue deportada. Ese caso representó otro de muchos que están ocurriendo en México producto del incremento de la cacería antimigrantes afrodescendientes que está llevando a cabo el gobierno mexicano, pero también es necesario incorporar en este caso el histórico ejercicio la cacería de las personas trans, en toda Abya Yala. 

Esta experiencia, que ha movilizado a toda la comunidad de la disidencia sexual, no ha impactado de igual medida en el movimiento antirracista mexicano. Entonces, me pregunto: ¿Qué es lo que pesa más para decidir cuáles son nuestros motores de movilización social para el movimiento antirracista mexicano? ¿Cuáles son las injusticias que importan ser defendidas para las personas cis y heterosexuales aunque sean prietas? ¿Se movilizan con la misma urgencia las personas LGBTQI+ con este proceso de cacería antinegra migrante que está haciéndose cotidiano en México? Aunque todavía no tengo una respuesta, quiero emplear las palabras de bell hooks: “debido a la persistente masculinización sobre las mujeres negras cis, todas las mujeres negras deberían ser leídas como queers y trans y en vez de vernos nosotras fuera del diálogo de lo queer y lo trans yo creo que debemos colocarnos en el centro” (Tinsley: 2018; 33).

A pesar de que  no concuerdo totalmente con las palabras de bell hooks, sí considero que las personas negras hemos sido constituidas por los aparatos del colonialismo europeo y los sistemas de mestizaje posteriores como sujetos que aspiramos encarnar un género que nos es prohibido porque es exclusivo de la blanquitud. Esa perspectiva permite abrir muchas conversaciones para quienes en México viven y/o se reconocen desde la prietud y cómo a pesar de que intentamos/aspiramos/rechazamos el sistema de género binario colonial, nunca es para nosotres, y de ahí podemos retomar las enseñanzas de las feministas negras de Combahee River: Si las mujeres Negras fuéramos libres, significaría que todxs tendrían que ser libres ya que nuestra libertad requeriría la destrucción de todos los sistemas de opresión.” 

Es necesario que ampliemos la categoría mujer a todas las personas negras, prietas y morenas que se identifican como mujeres. Esto nos ayudaría a romper radicalmente con todos los sistemas de opresión, y cambiaría la prioridad de nuestras luchas; en vez de colocar a las personas negras trans y no binarias como sujetos coyunturales y ocasionales de las luchas antirracistas y del movimiento LGTBQI+, comprenderíamos que mientras las mujeres trans negras, prietas y morenas sean asesinadas, deportadas y violentadas con total impunidad ningunx de nosotrxs será libre, por eso es necesario ampliar la perspectiva y colocarles en el centro del diálogo del activismo trans, del activismo LGTBQI+, del feminismo, del antirracismo y de la lucha por la tierra.

Le agradezco mucho a Tenoch Huerta por esta conexión entre ideas de movilización social, ahora, necesitamos más, muchas más acciones y desplazamientos radicales de los movimientos sociales en México.

Bibliografía 

Rushin, Kate (1981) El Poema de la Puente. En: This Bridge Called My Back: de Writings by Radical Women of Color, Editado por Cherríe Moraga y Ana Castillo, (New York: Kitchen Table, 1981, 1983), XXII. 

Tinsley, Omise’ke Natasha (2018) Erzulie’s Mirrors. Imagining black queer genders. Duke University Press.

Colectivo Combahee River (1981) Manifiesto. En: This Bridge Called My Back: de Writings by Radical Women of Color, Editado por Cherríe Moraga y Ana Castillo, (New York: Kitchen Table, 1981, 1983), XXII.

Foto: Tito Mitjans Alayón 

Print Friendly, PDF & Email

Written by

Tito Mitjans Alayón

(La Habana, 20 de septiembre de 1985)
Profesore, investigadore, historiadore y activista transmasculino antirracista.
Licenciade en Historia por la Universidad de La Habana (2008). Máster en Estudios Interdisciplinarios de Historia de Cuba, America Latina y el Caribe, de la Facultad De Historia de la Universidad de la Habana.
Doctore del Programa de Estudios e Intervención Feministas (CESMECA-UNICACH).