“Este post se comenta con ejemplos random de privilegio blanco”, puso en su muro Samantha (Sam), una joven artista que conocí hace como un año en un grupo de feministas cubanas y que lleva adelante el proyecto Uve, que se encarga de promocionar el uso de las copas menstruales en Cuba.

Yo miraba el post en la pantalla de mi Mac y movía mis manos como quien dice: “ay Diosa, se va formar”. Se formó entonces “el jolgorio en el purgatorio”, o sea, lo que correspondía. Samantha puso el dedo en la mismísima llaga.

Para hacer este texto me he tenido que leer cerca de 300 comentarios. Y ha valido la pena. Como era de esperar, no solo se habló de privilegio blanco, también de clasismo, de “racismo inverso”, y hasta aparecieron un par de white tears. Pero a estos dos últimos asuntos me referiré en otros textos, más adelante.

Retornando al tema central de este artículo, fue muy interesante ver a mucha gente joven e informada comentando y relatando sus experiencias con el racismo, como también quedé un poco sorprendida con el hecho de que aún muchas personas no pueden distinguir entre racismo, discriminación y racismo estructural. Al mismo tiempo, me conmovió notar que para algunas, privilegios es sinónimo de derechos, lo cual conduce a desestimar la existencia de los primeros porque en Cuba “todos tenemos los mismos derechos”.

Pues aquí les dejo el repertorio de privilegios que fueron mencionados en el post de Sam, tratando de conservar la manera en que fueron anotados. Los cinco últimos comentarios son de mi propia autoría.

Gracias a Sam y a quienes comentaron, pues elles son en realidad les autores de esta compilación.

  1. A priori, las atenciones en comercios y restaurantes tiende a ser mejor.
  2. Puedes atacar el capitolio sin que tu presidente te mande a matar.
  3. Nadie asume que eres marginal por ser blanco.
  4. Ante un caso de robo o vandalismo no se asume inmediatamente tu culpabilidad.
  5. Es posible que a lo largo de tu vida sufras problemas de salud mental, pero siendo una persona blanca no sufrirás el trauma mental y emocional que específicamente conlleva enfrentar el racismo como parte de tu experiencia cotidiana de vida.
  6. Como persona blanca puedes llevar tu cabello natural sin que nadie te considere sucio, desaliñado o poco profesional.
  7. Nadie dice “cuidado, que hay un blanquito en la esquina”.
  8. Nunca alguien te va a describir como exótico.
  9. No trabajar, no estudiar y lograr que la gente te crea que eres “productor audiovisual”.
  10. Nadie te dice que eres un blanquito de salir.
  11. Los estereotipos de belleza no te hacen a un lado.
  12.  A nadie le preocupa vivir en un barrio de blancos.
  13. Si andas con un grupito de yumas en la Habana Vieja no te piden el carnet.
  14. A la hora de elegir carrera nadie cuestiona tu decisión, cuál sea esta.
  15. Nadie dice “en la guagua había una peste a sudor de blanco”.
  16. Brinco la cerca de mi casa porque se me quedó la llave y nadie llama a la policía.
  17. Si eres blanco puedes constituirte en sujeto teórico universal sin drama. Si eres negro tu perspectiva es local, específica, excepcional y limitada. **promoción válida también para la asimetría de género**.
  18. Siendo blanco y gay, no encajas en la terrible frase aquella: “dios no castiga dos veces”.
  19. Nadie quiere estar contigo para saber qué se siente estar con un blanco.
  20. Nadie cruza la calle de noche si me ve caminando porque soy blanca.
  21. Nadie nunca ha dicho despectivamente “eso es cosa de blancos”.
  22. Privilegio triple: por apariencia blanca, mujer y municipio de residencia Playa. Nadie me considera una amenaza. Automáticamente soy víctima.
  23. Ningún médico asume que aguanto dolor ni que mi piel es más fuerte, así que me ofrecen anestesia hasta para empastarme una muela.
  24. No hay blancón, blanco cocotimbo, blanco adelanta’o, blanco negronazo, blanquea’o capirro…
  25. Salgo a correr y nadie piensa que me robé nada.
  26. Nadie dice “es blanco pero buena gente”.
  27. No tienes problemas con la representación en los medios de difusión masiva. Y cuando sale alguien blanco no despierta la sospecha de que está ahí solo para llenar una cuota o ser políticamente correcto.
  28. Nadie dice que no baila eso o que no se viste así porque es “cosa de blanco”.
  29. Nadie te contrata para llenar una estadística… tenemos tantos negros necesitamos un blanco para decir que somos diversos.
  30. Nadie te suelta “el chiste”: lo tuyo es el deporte.
  31. Es menos probable que te digan en un bar “cerrado por capacidad” cuando ves a mucha gente que sí está entrando.
  32. Existe el afrofuturismo pero el futurismo de artistas europeos o norteamericanos es futurismo y ya.
  33. Nadie se sorprende si no sé bailar salsa.
  34. Nadie empieza a describirte diciendo “el muchacho blanco…”.
  35. No asumen inmediatamente que no eres capaz de realizar una tarea, trabajo, rol.
  36. Nadie le dice a un grupo de blancos maleducados que pasan con una bocina con música hiper alta: “blancos tenían que ser”.
  37. Nadie dice “tenía que ser blanco” si cometes un error.
  38. A un blanco no le dicen que se tiene que peinar si se suelta el pelo.
  39. Asalto el Capitolio y estoy vivo.
  40. Mi historia no está cercenada. Sería posible para mí rastrear los orígenes de mis tatarabuelos blancos, no diría lo mismo de los negros.
  41. No asumen que tiraste la tiza. Aunque la hayas tirado y bien.
  42. Nadie viene a tocar mi pelo.
  43. Nadie se refiere a una cosa fea y chapucera como una “blancada”.
  44. Solo el ser blanco te da ventaja para “ser” buen tenista, nadador o jugador de golf.
  45. Nadie asume que eres inmigrante.
  46. Nadie te dice “ah, pero tú no tienes el pelo tan malo”.
  47. A nadie le asombra que seas inteligente.
  48. Nadie te manda pal cepo ni te dicen: ¡qué lastima que un 10 de octubre te dieron la libertad!
  49. Nadie te dice que eres blanca por fuera y negra por dentro.
  50. Tampoco escuchas: “A ti lo único que te falta es ser blanca”.
  51. Y mucho menos: “Todos los blancos son iguales”.
  52. No tienes que decir cuánto has estudiado para que te crean.
  53. Ninguna persona te dice “blanco de mierda”.

Foto: Thomas Park

Written by

Sandra Heidl

(La Habana, 12 de septiembre de 1973). Psicóloga, activista, bloguera, editora de género e investigadora. Licenciada en Psicología, Universidad de La Habana, 1996. Diplomada en Género y Comunicación por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, 2005. Máster en Estudios de Género, Universidad de La Habana, 2008.