El racismo sigue siendo una realidad en las sociedades modernas, en las que persiste la desigualdad de oportunidades entre grupos étnicos y raciales. La discriminación todavía es un problema que necesita atención urgente, y hay muchas formas en las que podemos trabajar juntes para alcanzar equidad y justicia social. Hoy exploramos cómo podemos desafiar el racismo y promover equidad y justicia a través de acciones relativamente simples.
Los retos a los que nos enfrentamos diariamente las personas negras en Cuba, principalmente en los entornos comunitarios, me han llevado a repensar cómo entendemos «equidad racial» y «justicia social». Pesa sobre nosotros el muro que conforma el racismo institucional, arraigado en los espacios no comunitarios y que transversaliza los sistemas educativo, de justicia penal y el mercado laboral, entre otros espacios donde persisten las desigualdades basadas en el color de la piel, la procedencia social, barrial y regional. El primer paso es reconocer que crear espacios donde se tome acción contra la institucionalización del racismo y que estos son cruciales para garantizar una sociedad más justa y equitativa.
Reforzar el trabajo en el entorno comunitario es una tarea compleja pero que pudiera potenciar la retroalimentación y los aprendizajes. El entorno comunitario es el espacio donde vivimos, trabajamos y llegamos a crear relaciones cercanas, y debiera convertirse en el lugar donde reforzamos las identidades a partir de nuestras vivencias y experiencias.
Cuando trabajamos en pos de promover la equidad y la justicia social (desde la racialidad) estamos abriendo nuevas alternativas para crear zonas donde nos sintamos seguros, respetados y valorados.
Reforzar el aprendizaje desde la diversidad también forma parte imprescindible de asegurar que todes entendamos la importancia de tomar acciones a favor del empoderamiento. Es esencial educar y expandir la sensibilidad sobre los problemas asociados con la discriminación racial, al tiempo que promovemos mayor comprensión y empatía.
Podemos hacer una gran diferencia al trabajar unidos y es mi intención dejar algunos tips para los gestores comunitarios que nos lean. Quizá en un futuro logremos reescribir un manual de acompañamiento que genere un precedente para futuras intervenciones comunitarias.
Hay algunas ideas específicas que dejo a consideración, que forman parte de valoraciones que nos pueden ayudar a potabilizar los términos «equidad racial» y «justicia social».
- Educación y sensibilización: Es fundamental educar a las personas sobre el racismo y sus efectos perjudiciales desde el entorno comunitario. La sensibilización debe partir de las experiencias y qué podemos aprender de ellas. Esto incluiría la promoción de programas educativos que aborden el tema de la participación de las comunidades en diálogos y discusiones constructivas.
- Apoyar a las organizaciones que trabajan el tema: Esencialmente, reconstruir los espacios donde estas organizaciones alternativas pueden influir. Crear lugares comunes de trabajo y reforzar las acciones de dichas organizaciones, para posibilitar ejercicios conjuntos y cercanos al entorno en el cual trabajamos.
- Involucrarse y participar: Una de las mejores maneras de promover acciones a favor de la equidad racial y la justicia social es involucrarnos en nuestras comunidades y participar en actividades que nos ayuden a construir relaciones cercanas y empáticas. Podemos crear juntas o grupos de apoyo donde se trabaje constantemente en derribar los estereotipos raciales e institucionales.
Es necesario discutir y repensar las leyes creadas desde los organismos del estado, que muchas veces no tocan el tema comunitario ni tienen medidas o proyectos pensados para ello. El gobierno cubano ha generado programas para promover la equidad racial y la justicia social, los cuales incluyen educación, vivienda y empleo, pero siguen siendo proyectos generalizados que no aterrizan en la realidad de muchos contextos barriales en la isla.
La gente quiere hablar más, participar más, denunciar cada acto en contra de la equidad y la justicia. Necesitan sentirse apoyados y que se tomen acciones concretas cuando se cometen actos beligerantes a favor del racismo. En el contexto actual en el que la propiedad privada gana protagonismo, se precisa tomar más en serio lo que puede significar, por ejemplo, para un grupo de mujeres negras, no ser aceptadas en algún empleo específico con base en el color de su piel. Es esencial detener la tendencia a criminalizar (incluso simbólicamente) a quienes viven en un barrio de la periferia, y generar espacios para todes desde el respeto a la pluralidad de nuestros saberes.
Si queremos construir una sociedad cubana más inclusiva, equitativa y diversa es importante explotar los canales educativos, participativos y dialógicos. Desde el compromiso comunitario y la promoción de verdaderas leyes y políticas adecuadas podremos trabajar juntes para lograr un cambio significativo y establecer un entorno seguro para todas las personas negras en Cuba.
Foto: Kaloian
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