El cuento «Hijos del Mar» de la novela fragmentada Krik? Krak!, publicada en 1996 por la autora haitiana Edwidge Danticat, narra sucesos que se remiten a la realidad presentando diversos tipos de violencia. Destaca por su enfoque afrocentrado, que denuncia la violencia política que experimentó Haití en el siglo XX, e incluye referencias a África y sus descendientes. Danticat se sumerge en la historia y la cultura para explorar la violencia que asoló a la isla, y de este modo, establece una homologación histórica entre la violencia sufrida en África durante el periodo de libertad, esclavización y cimarronaje de sus ancestros africanos y la violencia que viven en la actualidad las personas caribeñas pertenecientes a la diáspora africana. Al mismo tiempo, presenta un paralelo de las experiencias de agresión que padecen y observan quienes se quedan en un territorio afectado y quienes se van de él. Los dos narradores de esta historia, de carácter homodiegético, a través de una narración intercalada, son una representación de cómo las comunidades africanas y afrodiaspóricas repiten dolorosas trayectorias ocasionadas por el racismo estructural y la violencia política. En este texto abordo las similitudes entre la violencia sufrida en el continente africano durante el período colonial y la violencia política de Haití, mediante la repetición de referencias culturales y la utilización de una narración intercalada.
En el referido cuento, Danticat presenta una visión matizada de la brutalidad colonial africana, que es repetida a través de la violencia política que arrasó con Haití en el siglo XX. Los narradores revelan la intensa historia de sus antepasados y luchan contra las opresiones que les impiden vivir. Por medio de las intervenciones de ambos personajes principales, se evidencian las heridas del pasado africano, la historia y el daño, revelando una conexión profunda entre ambos contextos históricos. La violencia política en Haití, al igual que la opresión colonial en el continente africano y su población, lleva a los personajes a un viaje de lucha y resistencia.
Por una parte, está el joven haitiano involucrado en la política revolucionaria de su país, quien escapa de Puerto Príncipe hacia los Estados Unidos en un pequeño barco. Por otro lado, su novia, quien se queda en el territorio pero se enfrenta igualmente a dificultades que provienen de la represión política. La distancia se produce por las diferentes tácticas represivas de los Duvalier y los Tonton Macoutes, que incluye desde encarcelamientos inhumanos hasta violaciones sistemáticas a las mujeres. Debido a esta distancia que los separa, ambos deciden escribirse cartas que nunca llegan a destino y que denotan lo vivido por cada uno, así como el conflicto tanto de quienes se quedan en la isla, como de quienes se van. La autora recrea el momento histórico que destruyó las vidas de miles de civiles, donde se entrecruzan la migración y la violencia sistemática desde distintos niveles. La estructura del relato está señalada por el uso de dos tipos de fuente: normal para el narrador, y en negrita para la narradora. Esta «doble identidad» marcada tipográficamente permite romper el silencio de las víctimas y alterar la narrativa hegemónica en un discurso que reconoce tanto el pasado como el presente; tanto lo masculino como lo femenino.
Es relevante cómo el vínculo entre el pasado y el presente fortalece el contenido de «Hijos del Mar», pues la autora compara la experiencia de los africanos forzados a migrar con el desplazamiento actual de los haitianos, mediante la voz del personaje principal masculino. En el pasado colonial, la violencia es ejercida a través de la trata de personas esclavizadas, la explotación de las corporalidades y la supresión de la identidad cultural. Danticat entrega minuciosas referencias de los barcos «negreros», donde hombres y mujeres, después de haber sido arrancados de su tierra natal y tratados como mercancía despojándolos por completo de su humanidad, sufrían maltratos, enfermedades y muerte. Con respecto al racismo, el pasado y el presente se unen en el personaje masculino, el cual rescata continuamente en sus líneas que el mar que navega es el mismo por el que navegaron sus ancestros africanos. De esa manera, el joven retrocede en el tiempo y conecta con ello inevitablemente. «Sí, por fin soy africano» (Danticat, 1995, p. 17), dice luego de haber estado expuesto al sol por varios días. El sociólogo activista afroestadounidense W.E.B. Du Bois (1903) señaló que se puede ser estadounidense y africano, que se pueden habitar ambas identidades. El narrador parece comprender que su situación no es muy distinta a la de la migración forzada de los africanos que buscaban la libertad. «¿Quieres saber cómo va la gente al baño en este barco? Seguramente, del mismo modo en que lo hacían en aquellos barcos de esclavos hace muchos años» (Danticat, p. 19). Así, el joven revive a las personas esclavizadas de la trata trasatlántica.
Con el relato masculino y su experiencia, entendemos los motivos del desplazamiento que parece ser la única opción, así como la situación de la migración haitiana. Esta tiene como objetivo dejar atrás una vida deplorable constituida por aspectos sociales, políticos y económicos. Para María Elena Oliva, el territorio haitiano «encarna una de las mayores contradicciones de la historia moderna: fue la primera república latinoamericana en proclamarse libre y hoy es uno de los países más dependientes debido a su pobreza. Es por ello que buena parte de su población ha migrado» (2010, p. 111). Sin embargo, estos hechos no son casualidad y poseen directa relación con el pasado caribeño y africano que tanto refiere en las líneas. Oliva señala que la esclavización, el sistema de plantaciones y el constructo social de raza son elementos constitutivos de la identidad caribeña, donde también menciona que: «La situación actual del Caribe presenta continuidades con su formación histórica» (p. 120). De este modo, el narrador escribe en su cuaderno: «En las Bahamas tratan a los haitianos como perros, dice una mujer. Para ellos, no somos humanos. A pesar de que su música suena como la nuestra. De que se parecen a nosotros. A pesar de que nuestros padres son los mismos africanos que cruzaron juntos este mismo mar» (Danticat, 1995, p. 19).
Entretanto, la historia del personaje femenino, identificado con la tipografía negrita, expone la violencia que viven las mujeres víctimas de los Tonton Macoutes, del mismo modo que lo hace su pareja al registrar la historia de Célianne, una joven embarazada que se aventura en el mismo viaje que él, motivada por las atrocidades de los militares. La narradora que queda en Haití es testigo de la violencia y de la deshumanización, de las que debe huir por tierra, pero también es víctima de maltrato intrafamiliar por parte de su padre. Los textos de ambos jóvenes funcionan como una conversación, a pesar de que nunca consiguen leerse. Además, las fuentes de cada narración podrían significar las experiencias de cada uno y de sus cavilaciones: la de él, una narración pausada y con detalles, que podría ser una muestra de su urgencia por no pensar en las condiciones que se encuentra; la de ella, apresurada, con ciertas faltas ortográficas y un excesivo uso de puntos seguidos.
Podemos afirmar que Danticat nos presenta un flujo de la conciencia mediante la narración intercalada de los dos personajes principales, mostrando oposiciones que se correlacionan, con lo cual ofrece una visión completa de la dictadura en Haití. Las dos voces se necesitan mutuamente para completar el sentido de la historia y la exposición de las violencias. Mediante el reconocimiento de lo masculino y lo femenino, el pasado y el presente, Danticat revela la historia afrodescendiente, y con ella, la africana, que afronta las violencias y la migración forzada con firmeza.
Referencias:
Aspedilla, W.. (2020). «Pensamiento feminista negro en las novelas “Cosecha de Huesos” de Edwidge Danticat y “Rosalía la infame” de Évelyne Trouillot» (Tesis de magister). Universidad de Santiago de Chile.
Danticat, E. (1999). ¿Cric? ¡Crac!. Editorial Norma.
Du Bois, W. E. B. (2008). The Souls of Black Folk. Oxford University Press.
Oliva, M. E. (2010). América Latina en el nuevo milenio: Procesos, crisis y perspectivas. CECLA.
Stecher, L. (2016). Narrativas migrantes del Caribe: Michelle Cliff, Jamaica Kincaid y Edwidge Danticat. Corregidor.
Foto: David Shankbon. Tomada de Wikipedia.
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